Mis nietos son unos apasionados de la natación. Da igual si es invierno o verano, les encanta ir a la piscina. Pueden estar horas y horas en el agua sin parar de nadar ¡qué barbaridad! Yo sólo de pensarlo ya me canso. Bueno, pues siempre les pasa lo mismo. De tanta exposición al agua con cloro de las piscinas vuelven a casa con los ojos rojos y claro ¡recurren a su abuela! Si es que esos productos químicos… ¡mira …