Hola jovenzuelos,
El verano, en mi familia, es sinónimo de otitis. Los primeros baños en la piscina y en la playa vienen acompañados de alguna que otra infección de oídos, concretamente, en el caso de mi nieto pequeño. Mira que le tengo dicho que se acostumbre a usar tapones cada vez que se meta al agua, sobre todo, si va a estar más tiempo con la cabeza sumergida, como suele ser su caso.
Pues nada, no hay manera. Así que, un año más, he tenido que llevarlo al médico. Para curar la otitis que, por cierto, se conoce también como “oído de nadador”, suele ser necesario el uso de antibióticos administrados mediante gotitas en el interior del oído. Pero, cuando la otitis se encuentra en su primera fase, existen unos cuantos remedios naturales que pueden llegar a evitar tu visita a la consulta.
La cebolla es, junto al ajo, uno de los grandes medicamentos naturales. Corta la cebolla, envuélvela en una toalla o un trapo y colócalo en la oreja durante un par de minutos. Repite esta acción varias veces al día y verás que pronto empiezas a encontrarte mejor.
Si este remedio no te ha llamado la atención ¡tengo más igual de eficaces! Otra forma de disminuir el dolor es humedecer unos algodones en aceite y colocarlos sobre el oído. Lo mismo ocurre con la manzanilla. Esta infusión la he utilizado millones de veces con mis nietos cuando eran pequeñitos. Y hoy día también es un remedio a los que suelo acudir en estos casos. La forma de aplicar la manzanilla es la misma que el aceite, impregna unas bolitas de algodón y colócalas en el interior del oído durante varios minutos.
Pero, sin duda, uno de los remedios más tradicionales es aplicar calor. Yo cuando veo a mis niños con la manita sobre el oído ya me temo lo peor. Lo que hago es calentar en el microondas una manopla rellena de semillas o una bolsa de agua caliente y la coloco sobre el oído. ¡Es mano de santo para aliviar el dolor! Pero si no tienes, también puedes calentar un trapo o una toalla y doblarla haciendo un cuadrado.