¡Hola jovenzuelos!
Como muchas de las abuelas de este mundo yo también soy una gran cocinera. Me encanta preparar todo tipo de platos. Entre mis especialidades se encuentran las croquetas caseras, algo que a mis nietos “les chifla” como me dicen cada vez que se las preparo.
El secreto de las croquetas está en saber freírlas para que se queden crujientes por fuera pero bien hechas por dentro. Pues bien, el otro día me disponía a introducir en la sartén las últimas croquetas cuando, torpe de mí, se me resbaló una de ellas y entró en el aceite caliente con tal ímpetu que salpicó unas cuantas gotas que fueron a parar en mi antebrazo.
¡No pasa nada!, estoy perfectamente. Este tipo de percances son el pan de cada día de todo cocinero que se precie. ¿A quién no le ha salpicado alguna vez un poco de aceite caliente mientras freía un huevo? En estos casos, lo primero que tienes que hacer, si se trata de una quemadura leve, es meter la zona afectada debajo del grifo de agua fría unos cuantos minutos.
Luego, un buen remedio es aplicar sobre la quemadura un poco de aceite hipérico. Pero si no tienes ¡no pasa nada! Otros remedios caseros, y no por eso menos efectivos, son aplicar el gel que desprende la hoja de aloe vera al cortarla, aceite de oliva, rodajas de pepino o pasta de dientes blanca.
A veces, hay quemaduras que producen ampollas. Si quieres evitar posibles infecciones, no las revientes ni las abras. ¡Haz caso a la abuela!
Pero ¡ojo!, estos remedios son sólo para aquellas quemaduras muy leves, esas que sólo nos dejan la zona enrojecida. Si la quemadura es más grave debes cubrir la zona afectada con paños limpios de lino y acudir rápidamente a un centro médico para que recibas el tratamiento adecuado.
¡Hasta la próxima!