Hola jovenzuelos,
Pues sí, ¡la conjuntivitis se ha instalado en nuestra casa!
El primero en caer fue mi nieto pequeño. Llegó un día del cole con los ojos un poco lagrimosos y a la mañana siguiente se confirmaron mis peores sospechas… ¡tenía conjuntivitis!
Si algo tiene la conjuntivitis es que es altamente infecciosa. El simple contacto con una persona que la padece es más que suficiente para pillarla tú también. Y eso es lo que ha pasado. Un día en el cole estando en contacto con algún compañero que tuviera el virus y ¡pum!
Como os contaba, mi nieto fue el primero, pero no el único. Sus dos hermanos también han caído, uno detrás del otro. Y es que contagiarse de conjuntivitis es tan fácil como secarse la cara con la misma toalla o tumbarse sobre la misma almohada.
Ahora hemos extremado las medidas para evitar que el virus se siga propagando por toda la casa y para ello es primordial la higiene. Les he dicho a los peques que se laven bien las manos cada vez que se toquen los ojos, para no contagiarnos al resto, y que procuren no restregarse los ojos ¡que al final van acabar con los dos ojillos malitos!
También les he asignado una toalla a cada uno y les he dicho que no se sequen la cara o las manos con las comunes, que se limiten a usar sólo la suya, que, por supuesto, lavo a diario, al igual que las fundas de la almohada.
Pero además de tomar medidas relativas a la higiene, uno de las cosas imprescindibles con este virus, es imprescindible acudir al médico para que valore el tipo de conjuntivitis y recete, en caso de ser necesario, el fármaco apropiado.
¡Hasta la siguiente!