Todos conocemos alguna persona que ha tenido un problema de salud que se podía haber evitado. Una parte de las enfermedades se pueden prevenir, y las que no se pueden evitar, pueden llegar a ser curables, si se consigue realizar un diagnóstico precoz.
Ahora sabemos que a partir de los 50 años una persona que tenga dos factores de riesgo, por ejemplo: hipertensión y colesterol, en los siguientes 30 años de vida tiene un 75% de posibilidades de padecer un accidente vascular cerebral; y que de los diabéticos e hipertensos diagnosticados sólo un 38-40% están bien controlados con el tratamiento médico pautado.
Centrándonos en el aspecto preventivo, es evidente que la revisión médica es útil para detectar la aparición de enfermedades que todavía no han producido síntomas o prevenir la aparición de algunas. Hay estudios que demuestran que hasta el 90% de los pacientes que se someten a una revisión médica tienen algún tipo de patología.
Cuando una persona decide revisar su salud, muchas veces se encuentra con la duda de qué pruebas debe solicitar en una revisión. El médico de cabecera es el primer eslabón de una cadena de especialistas que revisarán a fondo nuestros hábitos de vida y nuestras constantes metabólicas para asegurarse de que todo funciona correctamente.
La revisión médica debe incluir lo siguiente:
Anamnesis:
- Datos personales.
- Antecedentes personales (hábitos tóxicos, fármacos, alergias, dieta, horas de sueño, deporte, intervenciones quirúrgicas, enfermedades cardíacas, vasculares, digestivas, respiratorias, del aparato locomotor, neurológicas, antecedentes ginecológicos y urológicos).
Exploración física:
- Talla/peso, tensión arterial, pulso. Exploración (piel y mucosas, boca y cuello, auscultación cardíaca y respiratoria, otoscopia, exploración neurológica, palpación abdominal, percusión lumbar, exploración aparato locomotor y vascular).
Pruebas diagnósticas complementarias:
- Analítica de sangre: Hemograma, VSG, glucosa, urea, creatinina, uratos, colesterol total (HDL,LDL), triglicéridos, transaminasas hepáticas, bilirrubina, fosfatasas alcalinas, sideremia, ferritina, ionograma, proteínas totales, función tiroidal (T4ll, TSH).
- Sedimento de orina.
- Electrocardiograma.
- Espirometría (valoración de la función respiratoria).
- Audiometría.
- Control visión.
Otras revisiones y exploraciones complementarias:
- Revisión ginecológica anual (papanicolasu, exploración cuello uterino y ecografía). En mujeres de menos de 40 años conviene hacer una autoexploración una vez al mes y realizar una mamografía cada dos años.
- Exploración colon-recto: recomendado a partir de los 45 años a todas aquellas personas que tengan antecedentes de cáncer de colon.
- Ecografía abdominal, ecografía urológica y radiografía de tórax.
- Exploración prostática: a partir de 50 años conviene que los hombres se sometan a una revisión urológica (PSA en sangre, tacto rectal y ecografía vésico-prostática).
- Densitometría: para valorar nivel de calcificación ósea y detectar casos de osteoporosis. Se recomienda en mujeres en situación de menopausia precoz y a las mayores de 45 años.
En la población adulta las revisiones médicas persiguen realizar una detección precoz de patologías cardiovasculares y tumorales. Por ejemplo un 35% de la población es hipertensa por encima de los 50 años y no lo saben. Uno de cada cinco pacientes pueden padecer pólipos benignos de colon y cada vez más se detectan niveles en sangre de colesterol alterados que conviene tratar con dieta y medicación.
Por todo ello, los médicos recomendamos realizar una revisión médica cada dos años en personas jóvenes sin sintomatología y cada año en adultos. Ésta es la mejor garantía para ganar calidad de vida en nuestra vejez.